lunes, 16 de septiembre de 2013

Etapa I


Barcelona-Civitavecchia-Castel Gandolfo



A
cordamos encontrarnos en el Subway de la Avenida Paralelo, con las motos cargadas a tope, casi tanto como nosotros de emociones de aquellas que se generan ante el inicio de un viaje de aventura como este, tantas incertidumbres y expectativas juntas deforman el transcurrir del tiempo, todo comienza a sucederse mas despacio o mas rápido de lo acostumbrado, el tiempo se deforma durante unos días como la realidad en los cuadros de Picasso o de Dalí. Comimos un bocata, bebimos un café, iniciamos la lista de las cosas olvidadas: el trípode para la cámara, el papel aquel del seguro y que se yo que mas. Trataremos de escribirla para que en el próximo viaje al menos sea distinta. Al terminar nos subimos de nuevo a nuestras motos y nos dirigimos al puerto para tomar el ferri, nos registramos en las oficinas y paramos en la fila que nos indicaron, delante nuestro otras cuantas motos, matriculas de Alemania, Italia y otras irreconocibles, no somos los únicos con esta pasión por los viajes en moto y eso te hace sentir una cierta familiaridad un poco inexplicable con el vecino, como si ya lo conocieras o como si te preguntara, en tu idioma materno, si te puede ayudar en medio de la nada y cuando mas lo necesitas,  enseguida algunos se interesan sobre donde vas o te relatan de donde vienen, se cruzan las historias en cualquier idioma o mezcla casi inteligible de ellos, se invitan cervezas mientras se espera y se habla de los sitios visitados o por visitar. Treinta minutos mas tarde que aun no entiendes cuando se sucedieron nos piden abordar, salimos en fila india hasta parar y dedicamos algo de tiempo a la sujeción de las motos en la plataforma del barco, allí suelen maltratar los vehículos si no estas pendiente de cómo y donde les fijan las amarras. Nos esperan unas 24 horas de navegación por el mar Mediterráneo, el tiempo es benigno y la temperatura fresca, al día siguiente y después de una noche tranquila visitamos Puerto Torres en la isla de Cerdeña, allí embarcan algunas decenas de coches, aunque parecen miles por el bullicio que invade las salas del barco, los Italianos regresan de las vacaciones y por fuerza te tienes que enterar, ocho horas mas tarde estaremos arribando a Civitavecchia, nuestro destino de este primer tramo en ferri.
Luego de zarpar de Puerto Torres cruzas el estrecho entre Córcega y Cerdeña, y el horizonte se abre nuevamente, las vistas son pacificas como el mar durante estos dos días, queda el recuerdo de las altas cordilleras en ambas islas con un perfecto degrade de grises, de sus pequeños pueblos a las orillas del Mediterráneo y del deseo irrefrenable de rodar algún día en ellas que te invade.
Llegamos a Civitavecchia al final de la tarde y mientras soltamos los amarres de las motos y desembarcamos nos cubre la noche, a esta hora ya no tiene sentido viajar por carreteras así que al salir del puerto tomamos la autovía dirección Castel Gandolfo, con mucho trafico en los primeros kilómetros nos toma poco mas de una hora llegar al hotel donde pronto nos registramos, dejamos las maletas y salimos caminando a comer algo en el centro del pueblo.  Nos sentamos en el primer restaurante aun abierto con el temor de escuchar aquella triste frase ”la cocina ya esta cerrada”, sin embargo solo nos preguntan que queremos beber y tras traer el agua que pedimos nos recomiendan un plato de degustación para dos personas “Antipasto Arte e Vino” simplemente maravilloso y la mejor bienvenida a Italia que nos podían dar.
Mañana esperamos lluvia a primera hora y como aún no tenemos claro a que hora será mejor salir, hemos quedado en desayunar temprano y estar listos a salir según el pronostico del tiempo.





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